En la cultura asiática se cree que las libélulas están entre dos mundos: el terrenal y el celestial, y son capaces de traer la magia del cielo a la Tierra.

Su presencia en los jardines de las casas es un augurio de buena suerte sobre todo en lo relacionado con el trabajo y los negocios. Dicen que con solo verlas volar cerca significa que algo bueno va a cruzarse en nuestro camino.